lunes, 18 de noviembre de 2013

SAN SWORITLAN

Autor: María Salomé Canseco 
Cuenta la leyenda que en el pueblo San Sworitlan ubicado más o menos a 5 horas de la capital de Oaxaca con una población no mayor a 200 personas sucedían sucesos extraños. Había muy pocos niños ya que la mayoría a los meses de nacidos morían sin alguna explicación lógica. Pero lo más extraño es que en las noches nadie salía de sus casas ya que además de que no había alumbrado público por ser una comunidad retirada, las personas que salían ya no regresaban a sus casas y los pocos que los hacían contaban que veían a niños jugando y gritando y los llamaban hacia donde estaban ellos y de repente ya era de mañana y se encontraban solos en lugares del campo.
Un día llego un escritor a aquel pueblo, interesado por aquella historia ya que pretendía escribir un libro sobre todo eso. El escritor pidió posada en una casa y así fue como pudo quedarse a investigar. Muchas personas le decían que era peligroso salir de noche y que mejor no se arriesgara, pero él era una persona muy terca y además estaba realmente interesado sobre escribir aquella historia.
Pasaron varias semanas y no se presentaban casos extraños, así que decidió irse, pero la noche anterior a su partida, como a las 11 de la noche escucho como relinchaban los caballos de la casa de a lado, y como las personas que habitaban ahí eran de la tercera edad pensó que tal vez necesitaban ayuda y decidió ir a investigar.
Cuando llego a los establos y miro hacia la casa vio que las luces de la casa estaban apagadas pero de repente escucho unas risas de niños y miro unas sombras de reojo y las persiguió. Camino casi un kilómetro si no es que más y en eso empezó a ver que las sombras se hacían más grandes y sintió como se le venían encima y escucho carcajadas que tenía un tono que al escucharlo de te ponían los pelos de punta.
Cuando despertó eran como las 10 de la mañana y toda su ropa estaba rasgada y tenía arañones en los brazos y mordidas tan pequeñas apenas alcanzaban como dos centímetros de diámetro. Lo primero que hizo fue guardar la calma y trato de recordar el camino que lo había llevado hasta ahí, pero no podía, su mente estaba completamente en blanco. En eso un pastor iba pasando y le pidió ayuda. Cuando llegaron al pueblo él les conto todo a las demás personas y entonces le dijeron que él había sido llevado por los duendes, y que sus intenciones de ellos eran matarlo. Y que en aquella comunidad no había tantos niños ya que estos eran atraídos por los duendes los cuales los perdían en el campo o los ahogaban en el rio.

 
Editor: Karla Ivette Bautista Luis 




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