SAN SWORITLAN
Autor: María Salomé Canseco
Cuenta la leyenda que en el pueblo San Sworitlan ubicado más
o menos a 5 horas de la capital de Oaxaca con una población no mayor a 200
personas sucedían sucesos extraños. Había muy pocos niños ya que la mayoría a
los meses de nacidos morían sin alguna explicación lógica. Pero lo más extraño
es que en las noches nadie salía de sus casas ya que además de que no había
alumbrado público por ser una comunidad retirada, las personas que salían ya no
regresaban a sus casas y los pocos que los hacían contaban que veían a niños
jugando y gritando y los llamaban hacia donde estaban ellos y de repente ya era
de mañana y se encontraban solos en lugares del campo.
Un día llego un escritor a aquel pueblo, interesado por
aquella historia ya que pretendía escribir un libro sobre todo eso. El escritor
pidió posada en una casa y así fue como pudo quedarse a investigar. Muchas
personas le decían que era peligroso salir de noche y que mejor no se
arriesgara, pero él era una persona muy terca y además estaba realmente
interesado sobre escribir aquella historia.
Pasaron varias semanas y no se presentaban casos extraños,
así que decidió irse, pero la noche anterior a su partida, como a las 11 de la
noche escucho como relinchaban los caballos de la casa de a lado, y como las
personas que habitaban ahí eran de la tercera edad pensó que tal vez necesitaban
ayuda y decidió ir a investigar.
Cuando llego a los establos y miro hacia la casa vio que las
luces de la casa estaban apagadas pero de repente escucho unas risas de niños y
miro unas sombras de reojo y las persiguió. Camino casi un kilómetro si no es
que más y en eso empezó a ver que las sombras se hacían más grandes y sintió
como se le venían encima y escucho carcajadas que tenía un tono que al
escucharlo de te ponían los pelos de punta.
Cuando despertó eran como las 10 de la mañana y toda su ropa
estaba rasgada y tenía arañones en los brazos y mordidas tan pequeñas apenas
alcanzaban como dos centímetros de diámetro. Lo primero que hizo fue guardar la
calma y trato de recordar el camino que lo había llevado hasta ahí, pero no
podía, su mente estaba completamente en blanco. En eso un pastor iba pasando y
le pidió ayuda. Cuando llegaron al pueblo él les conto todo a las demás
personas y entonces le dijeron que él había sido llevado por los duendes, y que
sus intenciones de ellos eran matarlo. Y que en aquella comunidad no había
tantos niños ya que estos eran atraídos por los duendes los cuales los perdían
en el campo o los ahogaban en el rio.
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